Ecologia Social y Comunalismo en St. Imier (Suiza)

 

Taller sobre Ecologia Social y Comunalismo en St Imier (Suiza)- El 21 de julio del 2023 por la Red de Ecologia Social y Comunalismo (RESC – Francia)


Comunalistas se unen en una Red para construir una fuerza colectiva

150 años después de la fundación de la Internacional Antiautoritaria, más de 4.000 personas de tendencia anarquista/libertaria de izquierdas se reunieron en la pequeña localidad suiza de St-Imier, en el Jura. Entre las diversas corrientes, también estaba representado el comunalismo. Quedó claro que su idea básica -asambleas locales basadas en la democracia directa, federalismo y confederalismo- tiene partidarios en muchos países, incluso más allá de las corrientes anarquistas declaradas. El Congreso Internacional les brindó la oportunidad de trabajar en red para desarrollar una mayor fuerza colectiva en el futuro. Para ellos, la ecología social es una “propuesta para salir del capitalismo y tomar juntos las riendas de nuestras vidas”.

Un viernes por la mañana de julio de 2023, la “Salle des Spectacles” de St-Imier se llenó de más y más personas interesadas en la ecología social y el comunalismo. Cuando Floreal Romero, del Réseau Écologie Sociale et Communalisme (RESC), dio por fin comienzo a su taller, alrededor de 150 participantes se habían reunido en un gran círculo a su alrededor.

El activista y escritor describió la ecología social también como una crítica a los movimientos ecologistas tradicionales que no tienen en cuenta la esencia del capitalismo y su imperativo de crecer o morir, y afirmó claramente: “Es el fin de los seres humanos en este planeta si no conseguimos acabar con el capitalismo”.

La crisis ecológica y la crisis social son las dos caras de la misma moneda, una crisis que se deriva de nuestras relaciones de dominación. Con la ecología social, Murray Bookchin ofrece un agudo análisis de cómo abordar este problema.

Según Floréal Romero, Murray Bookchin basa su teoría en tres análisis:

– Marx: análisis del capitalismo

– Anarquismo: rechazo de la dominación y confederalismo

– Ecología: el capitalismo destruye la diversidad ecológica y a la vez también destruye a las diversidades étnicas y los lazos que unen a la sociedad – “¡Es el mismo proceso!”.

Sin embargo, el diálogo es difícil, señaló Floreal Romero, porque el capitalismo no es sólo algo externo, sino una estructura que todos y todas hemos interiorizado emocional e intelectualmente.

« Nadie tiene la solución correcta, ni siquiera Bookchin; por eso necesitamos desarrollar una inteligencia colectiva. » “El comunalismo no es una ideología, sino algo abierto con un horizonte”, subrayó Floreal.

La comuna libre es una propuesta estratégica para salir del capitalismo. Bookchin nos señala ciertas direcciones, pero depende de nosotros el desarrollar esa inteligencia colectiva para avanzar en el camino. Pero, ¿cómo podemos actuar? ¿Cómo podemos tomar las riendas de nuestras propias vidas? Se habló de perspectivas indígenistas, decoloniales y ecofeministas. Para Rojava, por ejemplo, la revolución de las mujeres ha sido un pilar central y no sólo un elemento accidental. Como alguien dijo durante el taller, el patriarcado, la binaridad, la explotación del trabajo y la explotación de la naturaleza forman parte de la misma lógica que beneficia al capitalismo. Por otra parte, la preocupación por las personas y la preocupación por los ecosistemas son complementarias.

El papel de vanguardia con horizonte abierto

Murray Bookchin ha revisado la historia de la dominación y la historia de la emancipación”, continuó Floreal Romero. Empezando por la antigüedad, luego estudió las revoluciones modernas entre otras, la de los Levellers en Inglaterra, la Comuna de París de 1871 y la Revolución Española de 1936.

En Alemania, los Verdes fueron inicialmente un movimiento emancipador, hasta que los “realistas” se impusieron a los “fundistas” y convirtieron a los Verdes en un partido estatal. Bookchin abogaba en cambio por movimientos auto-organizados que se emanciparan del Estado: la política no debería estar en manos de los políticos, sino que el poder de decisión debe estar en manos de todas las personas.

Por ejemplo, las « asambleas de ciudadanos » donde se podrían debatir qué necesita realmente la gente y cómo organizarlo. Un movimiento basado en las necesidades reales podría entonces desarrollarse en tension y en contra del poder del Estado.

Pero este movimiento no debe ser una vanguardia que diga a todo el mundo lo que tiene que hacer, subrayó Romero. Su papel debe ser más bien el de sembrar por la práctica y la enseñanza, una “educación popular” que nos permita pasar a la acción. « Sólo son propuestas”, dijo Romero, « abrir un horizonte que permita converger a todas las tendencias emancipadoraras ». Debemos ser conscientes de la fuerza que tenemos cuando unimos nuestras luchas: sindicatos, ecologistas, feministas, luchas contra el colonialismo, el racismo, movimientos vecinales. etc.

Crear redes y construir un contra-poder

Pero sin un objetivo común no puede haber convergencia, de ahí la necesidad de dialogar sobre la cuestión siguiente: « ¿Cómo podemos salir con éxito del capitalismo? ».

Las alternativas, como las cooperativas de por sí, no tienen el poder de perturbar significativamente el mercado. Es más, incluso las iniciativas aisladas, como las ZAD, siguen siendo vulnerables de cara a los ataques del Estado. Por eso Floreal Romero propone la creación de redes. La RESC en Francia es un comienzo. Pero tenemos que reflexionar más sobre la capacidad de crear un movimiento. Necesitamos un movimiento paralelo al Mercado y al Estado que lo vincule todo, incluso la cultura y la ética. También hay que mantener vínculos a nivel internacional, por ejemplo con el movimiento zapatista y el kurdo.

Durante el debate se mencionaron otros proyectos comunalistas y afines, como Nantes en Commun, las listas de ciudadanos en las elecciones locales, las iniciativas alimentarias en Montpellier, las asambleas de barrio en Rennes (por ejemplo para organizar una guardería) o la colaboración con el movimiento de mujeres kurdas en Marsella. Hablando de los kurdos, una persona hizo un llamamiento para participar en la manifestación “100 años del Tratado de Lausana”: se organiza un autobús desde St-Imier para llegar a la manifestación de Lausana.

El Movimiento municipal francés también estuvo presente, con un folleto en el que se pedían reuniones democráticas en los barrios. Otro participante en el taller dijo que los barrios desfavorecidos también deberían participar. Cuando se debaten cuestiones cotidianas relacionadas con la alimentación, la vivienda y el trabajo, se crea más confianza para tomar las riendas de la vida colectivamente. “Un movimiento necesita el apoyo de la población para construir una fuerza de poder”, añadió otro.

Floreal Romero se hizo eco de esta afirmación en su discurso de clausura, que sin embargo no consideró una conclusión, sino un comienzo: “¡Una revolución no se hace así como así , la organización es fundamental para construir un contra-poder. Ante todo, necesitamos una red y mantener el debate: ¡Tenemos que trabajar todas y todos juntos para crear un movimiento! »

Una película sobre la vida de Murray Bookchin

El taller de la RESC fue uno de los más de 300 organizados a lo largo de cinco días en doce lugares de la ciudad. También hubo una gran feria del libro, conciertos, teatro y cine. La proyección de una película sobre la vida de Murray Bookchin fue otro punto de encuentro y diálogo entre personas interesadas en el comunalismo. “Más allá de la dominación y la jerarquía, prácticas libertarias para una sociedad ecológica”, en inglés, de Alex Pasco, presentado por el Centro Studi Libertari/Archivio Giuseppe Pinelli de Milán, en colaboración con Elèuthera editrice. Es un documental biográfico producido en 2021 con motivo del centenario de Murray Bookchin. En St-Imier se presentó una nueva versión del original italiano, con sonido en inglés. Las voces narrativas corren a cargo de Debbie Bookchin y Paul Mc Isaac.

Documental de Alex Pasco sobre Bookchin: https://centrostudilibertari.

Acta redactada por Marc de: https://netzwerkkommunalismus.wordpress.com/

y revisada por Floreal M. Romero


Hoja de ruta de la Red ESC (Ecología Social y Comunalismo) Abril de 2022

Nuestro dictamen

La destrucción de la biodiversidad y el envenenamiento del entorno natural al que asistimos desde hace décadas responden directamente al hundimiento de las relaciones humanas en toda su diversidad y a la pérdida del sentido común.

Ese es el implacable balance del capitalismo, el gran organizador del trabajo alienado, de la industrialización alimentaria y de la mercantilización globalizada, así como de la desvirtuación de lo político.

Lo que nos conduce a una interminable economía de crisis, con sus consiguientes dosis de miserias en todas sus formas, lo que provoca una cada vez mayor indignación y el estallido de disturbios a lo largo y ancho del mundo. Esta legítima ira corre el riesgo de transformarse en odio al otro, en seguir manteniendo la ilusoria fe en los partidos que defienden un Estado nación que confisca la soberanía popular.

El sistema de partidos, en lugar de luchar contra el capitalismo, tiene un solo objetivo: la rivalidad por la conquista del Estado. Una vez en el poder, los partidos no hacen sino ratificar la lógica destructora del capitalismo y despojarnos de nuestro poder colectivo.

La democracia representativa, la cara tranquilizadora del sistema, se ha vendido siempre como un horizonte democrático insuperable. Sin embargo, su salud pende de un hilo, como prueba la crónica abstención que se da elección tras elección. Afortunadamente, los partidos políticos ya no son una fuente de inspiración para la gente. Con una izquierda electoralista que hace tiempo que perdió su alma, dos son las grandes corrientes que atraviesan el paisaje político-mediático: por un lado, una tecnocracia neoliberal que tiende cada vez más al autoritarismo y a la vigilancia generalizada; por el otro, un bloque reaccionario, identitario y racista, cuyas ideas nunca han sido tan trivializadas por los medios de comunicación de masas.

Ante esta catástrofe, nos encontramos con una acuciante falta de perspectivas, con un vacío político, derivado del agotamiento de las ilusiones durante tanto tiempo mantenidas por una izquierda claramente fascinada por las prácticas neoliberales, unas prácticas que solo pretenden humanizar.

Al mismo tiempo, sin embargo, existe un fuerte deseo de emancipación y de búsqueda de opciones que doten de sentido a la vida. Por todas partes, tanto en la ciudad como en el campo, nacen redes asociativas que crean y generan vínculos entre las personas. Asimismo, se generan luchas que combinan la ecología y las cuestiones sociales: contra proyectos inútiles, contra la desaparición de servicios públicos en las zonas rurales, contra las políticas educativas, energéticas, sanitarias y de transporte, contra el patriarcado… Muchas de estas luchas abogan por el fin del capitalismo. Pero ¿qué pasará con las grandes masas de población cuando llegue dicho final si no se propone nada para preparar el cambio?

La ecología social como paso al lado

La ecología social nace de esta observación, al considerar que los problemas ecológicos tienen sus raíces en las injusticias sociales y en las lógicas de dominación que las alimentan. Es el marco que nos permite establecer un campo de intervención y las perspectivas prioritarias que proponemos. Mientras se aleja progresivamente de las lógicas capitalistas, la ecología social propone como horizonte la descentralización de la sociedad y la reintegración de las comunidades humanas en un equilibrio dinámico con su entorno natural, unas comunidades ancladas localmente y federadas entre sí.

El comunalismo como herramienta política

De este dictamen se desprende la necesidad de organizarse para fomentar la mayor participación posible de la población de los municipios en las deliberaciones y decisiones que le conciernen.

A este modo de organización política —que se basa en una confederación de municipios libres— lo llamamos comunalismo.

El proyecto comunalista, teorizado por Murray Bookchin, se basa, no sin razón, en la larga y rica historia de los movimientos revolucionarios que han buscado la emancipación colectiva. Esta corriente de pensamiento de origen libertario defiende una sociedad descentralizada, la abolición de todas las formas de dominación y explotación, y se desarrolla en interacción con el medio natural desde lo local, sin encerrarse en un localismo chovinista ni en el survivalismo.

La política y lo social son, pues, inseparables de la ecología. La opción comunalista se plantea como una superación de las prácticas partidistas y de la democracia representativa en favor de la democracia directa y en tensión con las instituciones estatales. Se afirma en los márgenes, a través de las prácticas, en zonas concretas, en determinados municipios y, en general, allá donde los grupos humanos buscan recuperar el control de sus vidas (vivienda, agricultura campesina, salud, producción de energía y bienes esenciales, vida artística, etc.). Ningún proyecto alternativo logrará realmente afianzarse sin el desarrollo de un movimiento que englobe tanto las luchas contra toda forma de dominación y por la dignidad, como las alternativas concretas buscadas conscientemente fuera del capitalismo. Es necesario, por tanto, multiplicar los encuentros entre estos espacios y crear vínculos de solidaridad en y entre los municipios y las regiones, tanto a nivel local como internacional.

Existen innumerables experiencias que beben de la cultura y la práctica comunalista: pedagogía social, escuelas alternativas, educación popular, viviendas y lugares compartidos, producción autogestionada, granjas colectivas, luchas antipatriarcales, luchas feministas, solidaridad activa con la población migrantes, resistencia y defensa del territorio local. Todas pueden contribuir a enriquecer esta dinámica política, que comenzaría a nivel local y se federaría en un territorio (como, por ejemplo, un municipio, un barrio en la ciudad o un valle o una vega en la montaña).

Llamamiento

La construcción de la Ecología Social y del Comunalismo no se puede basar en un decreto o en algún tipo de toma del poder. No podemos seguir esperando ese punto de inflexión a en el que caería el sistema capitalista. Se trata de contar, aquí y ahora, con un proceso de construcción colectiva que conecte las numerosas iniciativas existentes. Lo que proponemos es, sobre las bases aquí expuestas, participar en el discreto tejido de esos vínculos, en el crecimiento de ese micelio. Que lo hagamos mientras participamos en sindicatos, asociaciones, colectivos informales, grupos de consumo, cooperativas integrales o, simplemente, como individuos en lucha contra la dominación del mercado.

Desde estos movimientos sociales ya no queremos delegar nuestro poder político, sino tomarlo directamente desde nuestras asambleas populares y decisorias. Ese proceso nos permitirá construir nuestras propias autoinstituciones comunalistas en tensión con las del Estado. En dichas asambleas determinaremos en común nuestras verdaderas necesidades haciendo de ellas lugares de reconstrucción y de aprendizaje colectivo. En primer lugar, habrá que articular un contrapoder capaz de obligar a los actuales poderes municipales a aplicar las propuestas de las asambleas comunalistas. Debemos esforzarnos por implantar una democracia directa y efectiva. Se trata así de una creación colectiva de lo político como vínculo primordial que teja nuestras diversidades, insertado a su vez en el entorno natural. Es también un paso consciente y determinado hacia la salida definitiva del capitalismo en pro de la ecología social. La creación de este movimiento emancipador y portador de esperanza a nivel local, regional y más allá es nuestra responsabilidad colectiva.

Esta hoja de ruta no es sino el primer paso hacia el desarrollo colectivo de una estrategia que seguirá desarrollándose a medida que avancemos. El camino se hace al andar; ¡caminemos cuestionándonos, transformémonos transformando!

Para quienes  entrar en contacto con la RESC: iciahora@riseup.net.

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